LA FIGURA. Renato Tapia, convertido en zaguero ante la emergencia, fue de lo mejor de la selección en esta fecha doble. Se espera que en Santiago siga en la defensa.
LA FIGURA. Renato Tapia, convertido en zaguero ante la emergencia, fue de lo mejor de la selección en esta fecha doble. Se espera que en Santiago siga en la defensa.

El primer palo nos sigue doliendo. Nos muele hasta hoy. Pero Arturo Vidal duele mucho más allá en Chile. Una rotura de meniscos en la rodilla derecha lo dejará fuera de las canchas un par de meses. Duele más que un palo, y que ese primer palo, y que las ganas de Raúl Ruidíaz. Y así empieza el partido ante Chile del próximo 14 de octubre, en Santiago, esa ciudad de donde siempre traemos souvenirs, pero nunca triunfos.

Lo que más tarde sí va a doler más que ese gol de Marquinhos en los descuentos, es la poca eficacia de nuestra selección, que apenas ha pateado un par de veces al arco en poco más de 180 minutos.

Ese punto que nos sostiene en la tabla tras esta primera fecha doble eliminatoria, no lo ganamos por meterla al arco, sino por haber defendido bien. Por ahora, la fortaleza del equipo de Juan Reynoso es su disciplina defensiva. Que falte todo, pero nunca defensas y si faltan a reconvertirlos y listo.

Pero mantener el arco en cero, gracias a Gallese, a Tapia o a Corzo, nos asegurará no perder, pero no garantizará para nada los tres puntos. Está bien defender bien, pero con 16 empates a cero en lo que resta de esta eliminatoria no llegaremos a ningún mundial.

Sí, será difícil que los rivales nos hagan un gol, pero pareciera que será más complicado aún convertir uno. Tenemos defensa, y tenemos a Paolo Guerrero arriba —dándole aún pelea a los rivales y contra sus 39 años—, pero la delantera no asusta a nadie, por ahora.

SE VIENE CHILE

Esa es la gran tarea a resolver si queremos que octubre nos haga el milagro de ganar por primera vez en Chile. Tras su pobre estreno en Montevideo ante Uruguay, la roja debió apelar a un Vidal resentido y a un Alexis Sánchez inactivo por dos meses para enfrentar a Colombia en casa, en un obligado intento por ganar.

El equipo mejoró, lo intentó con sus tres arriba en la delantera, pero nada; aunque dejó evidencia de que es un once vulnerable atrás, más allá de Gary Medel, y que de aquel Chile poderoso e invencible dos veces campeón de América quedan cenizas, y hoy intenta levantarse con Suazo, Maripán, Pulgar, Aránguiz y el grandote Brereton arriba.

En esas anda Chile. Ya con Vidal intervenido de la misma lesión que casi lo deja sin mundial en 2014, el equipo de Eduardo Berizzo busca un once que convenza y busca su primer triunfo. Igual, ni al peor de los Chile le hemos podido ganar jamás en su casa en algún partido oficial.

Son ya más de 23 años desde aquel gol de Juan Jayo en el empate a uno en el Nacional de Santiago, semanas antes de que el colombiano Francisco Maturana cambiara sus obligaciones con la roja y blanca por los caballos de Monterrico; y 46 años, desde el remate cruzado de Juan José Muñante, en el 1-1 que encaminó a la selección de Marcos Calderón al mundial de Argentina 1978. Otras nueve derrotas completan nuestras visitas a Chile por Eliminatorias.

Sabrá Reynoso, porque nosotros no, si la selección repetirá en la capital chilena su apuesta total por cerrarse atrás y que los de arriba sigan más concentrados en defender que en darle trabajo al arquero Cortés.

De aquí a la noche del próximo encuentro eliminatorio, en menos de un mes, tal vez las ‘fatigas musculares’ de Zambrano, Flores y Cueva hayan quedado atrás, y que Lapadula ya esté en condiciones de hacer esos goles que necesitamos ya. Grimaldo, además, tal vez ya se tutee con el once titular.

Para la tercera fecha doble de noviembre, incluso, Reynoso espera que Oliver Sonne, el lateral de origen danés, ya tenga DNI peruano, aunque no cante el himno nacional. Pero eso, por ahora, está en cancha del Reniec.

ES LA HORA

Lo que no pasa aún para muchos es la bronca del último martes en el Nacional. Ese primer palo, y luego todos los palos sobre Ruidíaz, que contra alguien había que expulsar la desazón de ese empate que ya parecía.

Se viene Chile, sin su rey Vidal, con Alexis intentando desoxidarse y en una cancha impresentable y peligrosa, y considerada como “una asquerosidad” por el exseleccionado rojo, Mauricio Pinilla; y luego, Argentina, el campeón del mundo, con el que ojalá funcione el sistema que casi da resultado ante los brasileños.

Seguro Gallese, sus manos, y la defensa que lo acompañe nos seguirán sosteniendo ese cero que siempre sirve. Pero hay que responder, hay que empezar a atacar, a patear al arco y que entren uno o dos. Y si el gol es de Ruidíaz en el último minuto y por el primer palo, también. Aunque es más factible hasta golear en Santiago que aquello ocurra.