Salir a las calles se ha convertido en un peligro para la población, según muestra la encuesta de Ipsos.
Salir a las calles se ha convertido en un peligro para la población, según muestra la encuesta de Ipsos.

El país de hoy huele a miedo y suena a balas. Sus calles son loterías en las que suele ganar la muerte, aunque la verdadera suerte sea llegar a casa sin que la delincuencia nos salude en el camino. El Perú de estos días vive agazapado, escondiéndose del peligro, rezando porque no aparezca en su vida el ladrón, el criminal, el sicario, el extorsionador, el secuestrador. La seguridad ciudadana es ahora solo dos palabras inofensivas. Este gobierno escucha las balas y cuenta los muertos sin saber qué hacer. Estados de emergencia para disfrazar la solución que no tienen y promesas de enfrentar a la delincuencia en una lucha que vienen perdiendo no han impedido el avance de la criminalidad. Estamos peor que antes. Los peruanos se sienten desprotegidos. Un 63% considera que la seguridad ciudadana ha empeorado en los últimos doce meses, según revela la última encuesta realizada por Ipsos para Perú21. Para un 25% de entrevistados, todo está igual que antes y un 11% siente que ha mejorado. En Lima, la ciudad más peligrosa del país, donde el año pasado se registraron más de 400 crímenes, la percepción de que la seguridad ciudadana ha empeorado en comparación con hace doce meses se eleva a 70%.

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Nadie está seguro. Ni siquiera en su casa. La calle es sinónimo de peligro, y peor si la oscuridad ha llegado. Un contundente 87% de peruanos afirma sentirse inseguro cuando transita por la calle de noche; un 67%, cuando lo hace de día. Incluso un 31% de los encuestados por Ipsos -casi un tercio de la población- dijo sentirse inseguro estando aún dentro de su propia vivienda.

“La gente siente que estar ahora en la calle es más o menos transitar como en medio de la selva. No quisiera salir de su casa, pero tiene que ir a trabajar”, resume el exviceministro del Interior Ricardo Valdés, quien apunta que esta inseguridad impacta en la vida del país.

“Este miedo a salir a la calle, esta inseguridad es un problema que no solo afecta el patrimonio de la población, sino su salud mental; y afecta, además, la economía, porque estos resultados son también analizados por cualquier inversionista que va a pensarlo dos veces antes de invertir su dinero, pues teme ser extorsionado. Eso hace que todo esto impacte a todo nivel en la vida de un país, no en la vida de la gente, sino en la vida de un país”, explica Valdés.

Para Rubén Vargas, la situación de inseguridad va a empeorar en los próximos meses. El exministro del Interior considera que los resultados de esta encuesta reflejan un gobierno a la deriva, dormido, sin reacción ante la criminalidad.

“Esta percepción de inseguridad va a empeorar. No hay nada, absolutamente nada, que indique que podría frenarse la inseguridad o que podría mejorar la seguridad Los números de esta encuesta confirman el crecimiento del desborde la inseguridad y el estado de zozobra en el que se encuentra la población en general. No hay una estrategia. Estamos absolutamente a la deriva con un gobierno que no sabe qué hacer, que acepta que este es un serio problema, pero no sabe cómo enfrentarlo. No puede tratar este problema de la seguridad de manera tan displicente y a la ligera como lo ha venido haciendo”, explica.

Los peruanos siguen esperando que el gobierno reaccione y haga algo. Nada ha dado resultados. No hay estrategias que hagan confiar en que se pueda enfrentar con dureza a la criminalidad. Mientras la inseguridad, el miedo y la muerte se desbordan, mientras el país es una angustia, el ministro del Interior le pide a la prensa que publique las acciones positivas que realiza su sector, y el comandante general de la PNP, que se reconozca e incentive a la Policía y no ver todo lo malo.

MEDIDAS

En el estudio de Ipsos se plantearon algunas medidas que se podrían aplicar para enfrentar la lucha contra la delincuencia y un 95% de entrevistados se mostró a favor de que se utilice la tecnología para la vigilancia de personas con el fin de prevenir el crimen. Un 93% considera que se debe aumentar el número de policías que realiza trabajos de inteligencia para infiltrar las organizaciones criminales y prevenir el delito.

Construir más cárceles de máxima seguridad para delincuentes de alta peligrosidad (90%), aumentar las penas de prisión para miembros de organizaciones criminales (90%), más policías que patrullen las peligrosas calles del país (89%) y establecer la ley marcial en los distritos declarados en emergencia a causa de la delincuencia (80%) también son medidas con una alta aprobación de los entrevistados.

“Si la encuesta incluía más medidas, la gente igual las aprobaba todas. Los valores porcentuales en cada respuesta son altísimos. Los peruanos están desesperados, hartos, sienten que no se hace nada y le piden al gobierno que haga todo lo que sea necesario, todo lo posible por enfrentar la inseguridad. Lo que están diciendo es que no se está haciendo aquello que ellos consideran que es importante. La gente siente que la lucha contra la inseguridad es un fracaso y que las únicas cosas que se han hecho, que son los estados de emergencia, también son un fracaso. Reclaman que no se use tecnología, que haya pocos efectivos policiales realizando labores de inteligencia y una ineficiencia en la investigación criminal, que las cárceles son insuficientes y sean también una coladera”, señala Valdés.

Todas las medidas se pueden aplicar, pero el gobierno de Dina Boluarte no toma decisiones, indica Vargas. “El gran problema que tenemos para aplicar medidas en el plazo inmediato es la decisión política de hacerlo, de liderar la estrategia. Nada, absolutamente nada, impide al gobierno utilizar tecnologías, construir penales, generar mayor presencia policial, etc. Es absolutamente viable. Pero no se toman las decisiones, no se priorizan los recursos y eso sí es su responsabilidad directa. El actual ministro del Interior tendría que haber sido removido inmediatamente, pero el gobierno lo mantiene, y eso es parte de esa respuesta displicente del gobierno frente a los problemas de seguridad. La población reclama la falta de liderazgo, la falta de gobierno”, dijo el exministro a Perú21.

Un 77% de entrevistados, además, se mostró a favor de instalar jueces sin rostro para juzgar a miembros de bandas criminales, un 76% que haya toque de queda en los distritos declarados en emergencia y un 66% considera que los acusados por delitos no violentos que no hayan sido juzgados usen grilletes electrónicos y permanezcan en sus casas.

El general Zanabria informó la semana pasada que la Policía incauta unas 20 armas de todo tipo cada día y que, en lo que va del año, se ha capturado a 49 bandas dedicadas a la extorsión. Igual, la criminalidad sigue apuntándoles a la cabeza a los peruanos.

“No hay receta mágica para combatir la inseguridad ciudadana”


Carlos Morán, exministro del Interior

“Hay una realidad evidente en esta encuesta: existe una alta percepción de inseguridad en las calles. Los datos estadísticos son innegables y, por eso, la ciudadanía aprueba en gran porcentaje todas las medidas que se plantean en la encuesta, unas más viables a corto plazo que otras, por su nivel de inmediatez e implementación.

No hay una receta mágica para combatir la inseguridad ciudadana. El problema se debe afrontar directamente atacando las causas ampliamente identificadas y estudiadas en los diversos diagnósticos, apreciaciones que se han hecho en los últimos años, sin caer en soluciones mediáticas o populistas que no estén de acuerdo con la realidad; soluciones que no responden a criterios personales o al humor o intuición del ministro de turno. Tiene que ser una solución colectiva y consensuada, que privilegie el desarrollo y supervisión de procesos, de acuerdo a cronogramas establecidos, que se evalúen los resultados permanentemente para retroalimentar y optimizar el proceso.

Un proceso, por ejemplo, es fortalecer equipos especializados para luchar contra la criminalidad organizada, dotándolos de tecnología e inteligencia. Tienen que ser sometidos a evaluación en plazos establecidos y sus resultados ser contrastados con la realidad tomando como base los indicadores de medición”.

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