Es hora de comprar y distribuir vacunas, señores. O se ponen moscas de una vez, como se dice, o el mosquito nos come a todos. (Foto: Minsa)
Es hora de comprar y distribuir vacunas, señores. O se ponen moscas de una vez, como se dice, o el mosquito nos come a todos. (Foto: Minsa)

Los indicadores de casos de dengue siguen en ascenso en distintas zonas del país, entre las que figura Lima. Arribando a la semana 13 del año, ya van 21,354 casos reportados en la capital.

Un verdadero pico histórico de la enfermedad que nunca antes había atacado con tanta fuerza a la población. Y junto con Lima, La Libertad, Áncash, Ica, Piura y Lambayeque son las regiones más afectadas. Y es en Lima e Ica donde hospitales y postas médicas andan ya muy cerca de la saturación y donde, además, la escasez de recursos está pasando factura a quienes acuden por ayuda, pues tienen que resignarse a hacer largas colas y pasar por esperas igualmente extensas para lograr ser atendidos.

El Ministerio de Salud (Minsa), mientras tanto, continúa sin ofrecer una explicación clara de por qué no compra vacunas para distribuirlas masivamente. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso de una vacuna desarrollada por la farmacéutica japonesa Takeda en países que estén afrontando una situación como la nuestra.

Se trata de la TAK-003 también llamada Qdenga, ya aprobada por la Unión Europea incluso, que se aplica a quienes todavía no han sido afectados por el virus y protege hasta por cuatro años. Inglaterra, España y otras naciones del viejo continente ya la inoculan a sus ciudadanos.

El antígeno se viene usando también en Brasil –con uno de los territorios más devastados por este mal, 11 muertes al día es su terrible registro en lo que va del año– y en Argentina, aunque no son los únicos por este lado del mundo: Colombia, Paraguay, Ecuador y, en general, la región sudamericana se debate contra el avance del mosquito tóxico.

El Minsa planea adquirir esta vacuna, pero según los especialistas del sector, sería para aplicarla solo en niños entre los 9 y 14 años de edad, cuando el grupo etario más afectado en el Perú es el que está entre los 30 y 59 años. La razón de este criterio todavía es indiscernible.

Lo cierto es que, otra vez, sobre picaduras, babas. ¿Es que no hemos aprendido nada desde la explosión del COVID-19? ¿Qué están esperando en el Minsa para ponerse las pilas y apretar el acelerador?

Es hora de comprar y distribuir vacunas, señores. O se ponen moscas de una vez, como se dice, o el mosquito nos come a todos.

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