El policía Harvey Colchado es indefendible. Además de forzar aparatosamente una puerta para la que solo bastaba un cerrajero y de faltarle así el respeto a la institución de la Presidencia (no a la insignificante esa que ocupa el cargo, que también ella es indefendible y bien que se merece ese 7% de aprobación), el muy majadero hizo escarnio de su despropósito celebrando con esa torta. Muy bien sancionado por faltoso y malcriado, pues reventar esa puerta con un ariete solo para hacer alarde de poder, exhibirse —una vez más— como el protagonista y caer en la politiquería no es motivo para una posterior jactancia y befa. No estaba entrando a la casa de un narco, sino a la de quien ocupa el más alto cargo público del país. Colchado es otro falso valor, al que lamentablemente muchos elevaron a los altares, tal como los fiscales Vela y Pérez. Y, como estos dos últimos, Colchado actuó también como mayordomo de Gorriti, pues se prestó a instrumentalizar políticamente sus competencias como funcionario público.

Es que se ha perdido toda sindéresis y se confunden instituciones con personas. A ningún profesor de Derecho de mi época en la PUCP (Avendaño, Medrano, Trazegnies, Zolezzi, Osterling, Bustamante, etc.) se le hubiera ocurrido soltar un X deseando prácticamente que Irán destruya al Congreso con un dron, como lo hizo ayer el profesor Renzo Cavani. Un abogado que le falta el respeto así precisamente al Legislativo… La decadencia a la que los caviares han llevado a la PUCP.

PD.: El titular de Digemid, Moisés Eliseo Mendocilla Risco, me precisa que no figura entre sus atribuciones disponer dónde se colocan finalmente los avisos de su ente en los medios y que esa tarea le corresponde a la Oficina General de Administración del Minsa (que en la web de ese ministerio leo que lidera una señora Albina Espinoza Ponte), por lo que él no es el responsable de haber desobedecido la tajante prohibición del OSCE de colocar avisos de Digemid en La República.