“El uso del ChatGPT no será posible en las aulas si no resolvemos los bajos desempeños de comprensión lectora; y su impacto ampliará las brechas si no es parte de una iniciativa más ambiciosa”.
“El uso del ChatGPT no será posible en las aulas si no resolvemos los bajos desempeños de comprensión lectora; y su impacto ampliará las brechas si no es parte de una iniciativa más ambiciosa”.

Desde noviembre de 2022 vivimos un boom de la inteligencia artificial (IA). La aparición pública y gratuita de ChatGPT y su masificación alimenta el debate sobre el impacto de la IA en la sociedad y en la educación. Pocos saben que la primera vez que se la usó en educación fue en 1960 y que es una herramienta con más de 60 años de antigüedad.

¿Cuál es la real novedad? La interfaz de usuario. La empresa creadora, OpenAI, dice en su sitio web: “Hemos entrenado un modelo llamado ChatGPT, que interactúa por medio de la conversación”. El formato de diálogo hace posible responder preguntas consecutivas, admitir errores, cuestionar premisas incorrectas e incluso rechazar solicitudes inapropiadas.

Este tipo de IA podría, por ejemplo, fomentar el desarrollo de habilidades en los estudiantes que los empresarios reclaman desde hace años y que pocas veces nuestro sistema educativo provee. Habilidades como la capacidad de análisis de datos, la resolución de problemas complejos, la creatividad y la colaboración. Los sistemas de IA en el aula pueden ayudar a los estudiantes a adquirir estas habilidades al darles retos y proyectos interactivos que estimulan su pensamiento crítico y capacidad para trabajar en equipo.

El uso del ChatGPT no será posible en las aulas si no resolvemos los bajos desempeños de comprensión lectora; y su impacto ampliará las brechas si no es parte de una iniciativa más ambiciosa por conectar y equipar a todas las entidades educativas. Como a toda tecnología debemos darle un propósito de equidad o solo ampliará las brechas.

La IA como tecnología educativa pone el dedo en la llaga: la poca capacidad que tenemos de innovar en nuestra educación.